🎬Hay películas que uno puede ver en casa… y luego está Frankenstein de Guillermo del Toro, que solo puede vivirse en el cine.🍿 La gran pantalla no es un lujo, es una necesidad: cada plano respira atmósfera, cada sombra está pensada para envolverte y recordarte por qué seguimos yendo a las salas oscuras, a dejarnos hipnotizar.
Lo que más me fascina es cómo del Toro hace lo que nadie más puede: convertir a los monstruos en espejos de nuestra propia humanidad. Nadie consigue que un ser creado en un laboratorio, cosido de restos y condenado a la soledad, despierte más empatía que muchos de los personajes humanos que lo rodean. Y lo logra sin forzar, con una ternura casi invisible que se siente en cada gesto, en cada silencio.
El amor y la admiración de Guillermo por Frankenstein se perciben en cada fotograma, en cada guiño al mito original y en cada decisión estética. Esta no es solo una película de terror gótico: es un homenaje íntimo a la fragilidad, a la belleza en lo extraño y a la eterna pregunta de qué significa realmente ser humano.
Guillermo es el único capaz de lograr que amemos a los monstruos casi tanto como él los ama. Y al salir de la sala, uno no puede evitar pensar que, tal vez, lo monstruoso no está en las cicatrices de la criatura, sino en la ceguera de quienes se niegan a verla como algo más que un experimento fallido.🖤
Frankenstein no es solo cine: es poesía oscura, es emoción pura. Y merece vivirse en la pantalla más grande posible.